Resumen
El presente artículo analiza la obra Las Violetas son flores del deseo (2015) desde el simbolismo de la trama con el consumo propiciado por el deseo hacia las muñecas sexuales. Por lo que, el objetivo es demostrar la presencia de la figura del pedófilo en la literatura de Ana Clavel para exponer el acto de consumo de muñecas sexuales como muestra del poder simbólico patriarcal. Se utiliza los conceptos de Pierre Bourdieu sobre el poder y la violencia simbólicos, y también la metodología de Rita Segato que expone la concepción de los violadores hacia las mujeres. En el aspecto literario, se analiza la figura del personaje como representación de la pedofilia. Además, se concluye con la relevancia estética de la obra junto con su denuncia social.
Citas
“La crítica literaria y el psicoanálisis se focalizan en el inconsciente del texto que puede proporcionar lecturas, interpretaciones y maneras de apreciar un universo interno que se desprende hacia el exterior gracias al lenguaje” (Plaza, 2016, p. 9).
“todo tipo de relaciones con menores, tanto homosexuales y heterosexuales, la pederastia se refiere a la atracción homosexual por prepúberes o jovencitos” (Oliveiro y Graziosi, citado en Plaza, 2016, p. 204).
“Observa que los hombres se sienten seguros reuniéndose en dicho espacio y que su prioridad temática gira en torno a sus preferencias sexuales, además de ser frecuentes las alusiones estereotipadas y misóginas hacia las mujeres” (Delicado-Moratalla, 2021, p. 492).
como “esa violencia que arranca sumisiones que ni siquiera se perciben como tales apoyándose en unas expectativas colectivas, en unas creencias socialmente inculcadas, transforma las relaciones de dominación y de sumisión en relaciones afectivas, el poder en carisma” (Fernández, 2005, p. 9).
“los efectos del lenguaje en el viviente” (Sanmiguel, 1992, p. 59).
La mirada y la estética pornográficas están presentes en otras muchas industrias asociadas al entretenimiento o a la cultura […] La representación de chicas y mujeres con actitudes híper sexualizadas dentro de la publicidad, así como en las coreografías, los espectáculos, los videoclips o la imagen turística de diversos destinos, es cotidiana y masiva en todo el ciber espacio, la televisión y los paisajes urbanos (Delicado- Moratalla, 2021, p. 496).
“Hasta la transgresión está regulada por el cuerpo social: parece que nada escapa de su atenta mirada […] rechazar la violencia del impulso natural no significa romper del todo con nuestra animalidad, sino acordar un pacto con nuestras bestias” (Santiago, Lin & García, 2019, p. 6).
“El blog Amor de Plástico tiene más de 1.300 seguidores en Twitter y RealDoll más de 11.4 millones. En esos espacios virtuales, los consumidores tejen una vinculación afectiva entre ellos al mismo tiempo que se distancian de las mujeres” (Middleweek, citado en Delicado-Moratalla, 2021, p. 492).
La violencia simbólica, violencia amortiguada, insensible, e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación del conocimiento o, más exactamente del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término del sentimiento (Fernández, 2005, p. 23).
“Lo vetado es también lo más deseado por la humanidad; si no fuera así no habría necesidad de dictar prohibición alguna” (Santiago, Lin &Garcia, 2019, p.7).
“Entonces, por fin, entendí su petición secreta: debía compartirlas, asignarles un padre y un hombre para cada una de ellas” (Clavel, 2015, p. 95).
“Los pedófilos defienden su derecho a amar a los niños y su derecho de expresión alegando que cuando no hay violencia, explosión o prostitución, su preferencia sexual debe ser respetada” (Trabazo y Azor, 2019, p. 2007).
“La importancia de la simbología del sueño en la novela, que nos remite al aspecto sexual, nos lleva a analizar los elementos oníricos para así comprender la fuerza del deseo transgresivo en el personaje de la ficción” (Plaza, 2016, p. 13).
“El placer que en esos dominios de la sombra puede producir el que unas manos desconocidas serruchen nuestra carne en una operación silenciosa y sin dolor” (Clavel, 2015, p.35).
“La perversión implica por ello la suspensión de las funciones vitales y sociales” (Santiago, Lin & García, 2019, p. 10).
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